Presidente de e-novating Lab
Esta profusión de informes, etc., evidencia el deseo que tenemos de saber lo que ocurrirá en el futuro, sobre todo, habiendo sido sorprendidos por el COVID-19 y la evolución de la pandemia.
Pero la realidad es que es imposible predecir el futuro. Sin embargo, es necesario, diríamos que imprescindible, imaginar futuros plausibles. Debemos invertir tiempo en reflexionar sobre lo que podría ocurrir, sobre las posibles evoluciones de los factores de nuestro entorno que afectan a nuestros negocios y organizaciones y que, en la mayoría de los casos, escapan a nuestro control. Y hablamos de evoluciones en plural porque el mundo no es lineal y deberíamos obligarnos a imaginar siempre diferentes posibilidades. Nuestra pregunta de referencia podría ser: ¿Y si…?
Este artículo es el primero de muchos otros que, mensualmente, Innobasque irá publicando para tratar de inspiraros y ¿quizá provocaros? En definitiva, haceros pensar qué podría pasar en temas que podrían afectar en el futuro al Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Y queremos comenzar con un “meta”análisis de tendencias y pronósticos. Meta, la palabra de moda. ¡Y sí! En próximos artículos hablaremos de otros “meta”, como el metaverso.
De estas 25 predicciones, el estallido de las tensiones geopolíticas ya se ha hecho realidad, con la invasión de Ucrania por parte de Rusia y consiguiente guerra. Y está afectando, por lo menos, a otra de las tendencias más repetidas: la recuperación, aunque lenta, de las disrupciones en las cadena de suministro. La pandemia puso en evidencia la dependencia que tienen las cadenas de suministro europeas de proveedores globales y el riesgo asociado. En aquel momento se intuyó un (aparentemente lógico) regreso a suministradores cercanos, pero esto no se está produciendo tal como se esperaba. Por el contrario, parece que, una vez abiertas las fronteras, todo iba volviendo a la antigua normalidad. Hasta que la guerra ha vuelto a alterar el equilibrio antes de que hubiéramos tenido tiempo de reaccionar y reducir la dependencia externa en numerosas materias primas estratégicas.
Ante la situación actual y el riesgo futuro, cabe preguntarse cómo se podría impulsar la reducción en el consumo de esos materiales críticos; qué nuevos modelos de negocio responderían a esta idea; qué cambios en nuestros procesos y productos deberíamos incorporar para hacerlos más circulares; si podemos optar por producir en Europa determinados componentes críticos y hacerlo de forma competitiva; si impulsamos la investigación en materiales o procesos alternativos.
Entre el resto de predicciones, las que creemos que pueden tener más impacto para la innovación en Euskadi son las siguientes:
- El cambio climático seguirá estando en el foco de atención
- Será un año excelente para los vehículos eléctricos
- Creciente influencia de los factores ESG (environmental, social and governance)
- Cambia la dinámica laboral- los trabajadores toman el asiento del conductor
La lista anterior probablemente no sea una sorpresa.
Del cambio climático llevamos tiempo hablando, pero cada vez van a ser más exigentes las medidas para la adaptación y la mitigación. Algunos territorios y empresas han tomado ya medidas y convertirán sus inversiones en una ventaja competitiva cuando la regulación sea una realidad. Cada compañía y cada sector será transformado por la transición a un mundo con cero emisiones netas y en Euskadi, nuestra experiencia en este tema nos podría servir de plataforma para posicionarnos entre las regiones más avanzadas. ¿Aprovechamos la oportunidad y nos anticipamos o nos dejamos arrastrar? ¿Unimos fuerzas para dar respuesta a la misión de adaptación al cambio climático?, ¿aprovechamos la adaptación y la mitigación como tractor de la innovación sistémica?
En la medida en que la regulación para mitigar el cambio climático avanza, se hará más evidente la necesidad de reconsiderar el uso de los vehículos de carburantes fósiles. En este sentido parece que las ventas de vehículos eléctricos batirán un nuevo récord este año. Como en el caso anterior, Euskadi parte de una buena posición, pero la cuestión es si conseguiremos traccionar a empresas pequeñas para que se adapten a los requisitos de los nuevos vehículos, y si avanzaremos, además, hacia modelos de movilidad más sostenibles.
De la lista propuesta, la tendencia que más se ha acelerado es la relativa a la importancia de los factores medioambientales, sociales y de gobernanza. Los inversores, clientes, consumidores cada vez valoran más que las empresas se rijan de acuerdo con ciertos criterios ambientales, sociales (relacionados con la gestión de las personas que trabajan en la empresa y con otros grupos de interés) y de gobernanza (los relacionado con la gestión y el liderazgo, las políticas internas, la retribución de los directivos, los controles internos, la transparencia, …). Sin embargo, ¿tenemos en cuenta estos criterios como fuente de innovación?, ¿podrían servirnos como propuesta de valor innovadora hacia clientes que estén expuestos a esta valoración por parte de los inversores?
La última de las tendencias tiene que ver con los cambios que se están produciendo en el entorno laboral. La pandemia ha evidenciado la posibilidad de trabajar de una manera diferente que, además, podría permitirnos acceder a talento en cualquier lugar del mundo y retener el que actualmente trabaja en nuestras empresas. En este punto es importante preguntarnos si la empresa está considerando formas de trabajo híbrido, que ofrecen flexibilidad a las personas; si estamos abriendo las empresas a colaboraciones puntuales de personas con formas alternativas de trabajo y si estamos innovando en organización y gestión de las personas para evitar la salida o desmotivación de las personas.
- Los NFTs y la web 3
- NFT son las siglas en inglés de token no fungible. Son activos digitales únicos e inimitables basados en blockchain que se vinculan a activos digitales y que pueden ser comprados y vendidos como cualquier otro tipo de propiedad, pero no tienen forma tangible en sí mismos.
- La web 3 es la tercera generación de internet. La primera generación se basaba en hiperenlaces, la segunda en las redes sociales y la tercera pretende volver a la descentralización de internet, a una red abierta que garantice la seguridad basándose en tecnología blockchain.
- El florecimiento de la “economía de los creadores”, o cómo personas influencers consiguen monetizar los contenidos que comparten en las plataformas digitales
- El continuo crecimiento de las criptomonedas y la regulación que llegará para estos activos: la maduración del mercado de criptomonedas facilitará el surgimiento de conceptos y proyectos innovadores. Las NFTs arriba mencionadas han añadido una nueva dimensión al criptoverso. La regulación de las criptomonedas, que se espera que se acelere este año, contribuirá a darles legitimidad.
* https://www.visualcapitalist.com/prediction-consensus-what-the-experts-see-coming-in-2022/
La opinión de…
Jon Azua
Presidente de e-novating Lab
Innovar con un por qué y para qué. Dar sentido a lo que hemos de hacer.
Mientras más lejano fijemos el horizonte a futuro, la dificultad en predecir un estadio concreto resulta de mayor complejidad.
Sin embargo, dejarse llevar ante la siempre persistente incertidumbre, variabilidad sistémica dominante o incluso temor a errar, nos llevaría a dar por bueno cualquier escenario que habríamos de vivir, asumiendo un determinismo heredable desde nuestra pasividad y renuncia al compromiso, a la apuesta firme por aquel espacio deseable en el que nos gustaría vivir (nosotros y, sobre todo, las futuras generaciones). Es aquí donde residen las esencias de la prospectiva y la estrategia, así como la elección de nuestras opciones que habrán de guiar nuestro trabajo. Siempre a partir de propósitos y principios aspiracionales, fundamentados en el análisis serio y riguroso ,tanto del capital humano disponible, de las aspiraciones y actitudes personales, los planes y realidades de las “n” organizaciones, así como de su vocación, potencial grado de institucionalización y madurez de la sociedad del país en cuestión, como de la observación objetiva de los factores externos, condicionados por aquellas “mega o meta tendencias” que están o estarán presentes, querámoslo o no, en nuestro camino y decisiones
Se trata de proponernos transitar hacia un escenario final deseado y no encontrarnos con aquel diseñado (o impuesto) por otros o por las circunstancias.
Desde la responsabilidad de cada uno, tejiendo complicidades, asumiendo compromisos y tomando (o facilitando) decisiones las más de las veces incómodas (y siempre en el difícil balance del trade off), es como hemos de afrontar el futuro. Futuro incierto por definición que nos lleva a imaginar algo la mayoría de las veces inimaginable y hacerlo posible. Así, hemos de preguntarnos qué habremos hecho en un horizonte concreto (10, 20, 30 años) para sentirnos confortables con el escenario en el que estemos (o estén otros terceros a quienes debemos nuestro esfuerzo, compromiso y herencia).
Aquí reside la importante labor máxima que, desde la respuesta de las necesidades y demandas diarias y actuales de nuestra sociedad, hemos de proyectar y construir a futuro.
Las Megatendencias observables (de una u otra forma ya conviven con nosotros) conforman un nuevo marco de actuación a cuyos desafíos hemos de enfrentarnos. Su intensidad, impacto y tiempo de influencia en cada uno de nosotros y en nuestro país, variará tanto por su propio desarrollo real, como por el grado de pasividad o no que mostremos para acometerlos. Ese futuro que apunte al horizonte es hoy, pese a las preocupantes y trágicas apariencias que nos rodean, un mundo de oportunidades y de abundancia.
El reparto del valor generado ha de señalar nuestras prioridades esenciales y reforzar la confianza en que más allá de los problemas, estamos (y estaremos) rodeados de nuevas oportunidades. Será esta la óptica motora que determinará el logro de una verdadera prosperidad y desarrollo inclusivos. Euskadi (hoy y, sobre todo, mañana) tiene un porvenir relevante si bien no le vendrá dado, ni llovido del cielo. Hemos de construirlo y el camino es, por encima de todo, exigente. Toda una serie de transformaciones radicales nos esperan.
Hemos de instalarnos en un auténtico navegar por “olas favorables de futuro” que remodelen los ejes conductores de las transiciones clave que nos esperan (digital, ambiental, energética, territorial, de salud, gobernanza, demográfica). Auténticas revoluciones disruptivas. El que estarán entre nosotros y su complejidad es ya un dato. Es a partir de aquí desde donde hemos de fijar nuestras olas de futuro en diferentes áreas críticas. El cuadro adjunto “Las olas de futuro. Un catálogo de oportunidades” (Jon Azua. La Bizkaia del 2050: Bilbao, Bizkaia, Basque Country de reciente publicación), asocia dichas “olas de futuro” con ejes conductores que agrupan las principales Megatendencias que habrán de condicionar nuestro futuro. Las crisis de prosperidad, tecnológicas, de liderazgo y legitimidad institucional y organizativa, la permanente integración de la desigualdad, la recomposición de valores, ética y democracia, orientarán nuestros “nichos” clave sobre los que podamos intervenir, desde nuestras capacidades y posibilismo real.
Todo un conjunto o espacio interrelacionado de oportunidades sobre las que hemos de trabajar. Creatividad, innovación, proyectos colaborativos compartidos habrán de acompañarnos en este desafío.