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Leer la opinión de Marcos Suarez
Responsable de Proyectos del Clúster de Energía del País Vasco

El congreso WindEurope evidenció el papel de la energía eólica marina para la transición energética a nivel nacional, europeo y global, y la clara oportunidad que supone desde el punto de vista empresarial e industrial, tecnológico, económico y social para Europa, España y Euskadi.

La eólica marina puede generar electricidad de manera estable y predecible (el recurso eólico existente en el mar es superior en términos de velocidad media, densidad energética y regularidad que en tierra firme) y presenta una elevada complementariedad con otras tecnologías renovables, contribuyendo a la seguridad de suministro y aportando valor añadido a las necesidades del sistema energético.

La oportunidad pasa por consolidar la tecnología y la cadena de valor de la eólica marina y desarrollar la marina flotante, a la que se ve un gran recorrido hasta 2040.

En noviembre de 2020, la Comisión Europea adoptó la “Estrategia UE sobre las Energías Renovables Marinas” que estableció el objetivo de aumentar la capacidad de producción de energía eólica marina en la Unión Europea desde su nivel actual de 12 GW a, como mínimo, 60 GW para 2030 y 300 GW para 2050. La Asociación Europea de Energía Eólica, WindEurope, estima que la inversión en el sector eólico marino alcanzará los 16.500 millones de euros en 2030 a nivel europeo, mientras que la Estrategia europea de energías marinas reconoce que para cumplir los objetivos y maximizar los beneficios para la economía europea, la cadena de valor de las energías renovables marinas debe ser capaz de incrementar sus capacidades de producción y alcanzar ritmos más elevados de instalación.

Por su parte, en España, el Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia de España identifica la palanca de despliegue de la eólica marina dentro de su componente 7 “Marco para la innovación y desarrollo tecnológico de las energías renovables”. Así mismo, la Hoja de Ruta Eólica Marina y Energía del Mar busca convertir España en el lugar de referencia europeo para el desarrollo de la I+D+i, y en el referente internacional y europeo en capacidades industriales de estas energías, generando cadena de valor en todo el ciclo de vida. Se estima que los 3GW de eólica marina previstos en el escenario más optimista para 2030 generarán alrededor de 8000 puestos de trabajo permanentes, y que llegarán a 18000 en 2050 con 17GW instalados. Esto tendría un impacto de más de 9000 millones de euros en el PIB anual de España en el periodo 2025-2050.

El sector abre numerosas oportunidades de diversificación de negocio, en parte sustentadas en las fortalezas existentes para la energía eólica terrestre y en las capacidades tecnológicas e industriales en sectores con los que tiene sinergias

como la industria de construcción naval (astilleros), las industrias auxiliares, los sistemas eléctricos, sector marítimo-portuario, el de ingeniería civil o el de generación de hidrógeno renovable. El sector industrial español es capaz de aportar toda la cadena de valor asociada al diseño, desarrollo, construcción y explotación de un parque eólico terrestre.

De la misma manera, se ha identificado la cadena de valor del sector naval y la energía eólica, que parte con la fortaleza de ser el primer país de la Unión Europea y quinto del mundo con mayor volumen de contratación de grandes buques para el segmento offshore, así como líder mundial en el sub-segmento de los buques de apoyo a los campos eólicos marinos.

Fuente: Soy el pie de foto de la imagen.

Fuente: PERTE para la industria naval (Gobierno de España)

En este sentido, el sector eólico del País Vasco es un proveedor global de eólica marina, aprovechando su experiencia en la eólica terrestre y la tradición en la industria naval y las actividades marinas. Las cifras globales de actividad de las empresas vascas en eólica terrestre demuestran la competitividad y el nivel de desarrollo alcanzado tanto a nivel industrial como tecnológico. Por su parte, la experiencia que las empresas del sector naval tienen en sectores como el O&G hace que sean actores necesarios para el desarrollo del sector eólico offshore, pudiendo dar soluciones tanto en el proceso de diseño como de construcción del parque y sus equipos, así como durante la operación y mantenimiento del mismo y su posterior desmantelamiento. De hecho, organizaciones vascas se han asociado en las iniciativas Offshore Wind Energy Basque Country y Floating Wind Basque Country, dentro el Clúster de Energía de Euskadi, con el objetivo de aunar fuerzas, desarrollar el sector, y ganar posiciones en los mercados internacionales. Estos mercados dibujan un futuro prometedor, con una cartera de proyecto para los próximos 5 años 2020 2024 que se espera que doble la capacidad mundial principalmente en Europa y China. En los próximos años se prevé un aumento anual de 26 GW hasta 2030 con un papel clave de U S y nuevos países asiáticos.

Fuente: Soy el pie de foto de la imagen.
Mientras el corto plazo se centra en instalaciones fijas, la eólica flotante será un nuevo mercado relevante con 6 GW adicionales hasta 2030 en países como US, Japón o España.

Sin embargo, los niveles actuales de LCOE (coste normalizado de la energía) para eólica flotante aún no son competitivos frente a otras tecnologías de generación, por lo que será necesario incrementar las inversiones privadas y públicas y abordar una perspectiva política a largo plazo.

Algunas alianzas empresariales están poniendo el foco en la construcción de plataformas flotantes para la colocación de aerogeneradores, una tecnología en desarrollo, pero a la que se le concede grandes expectativas. Es una solución ideal para la explotación de la energía eólica en toda la zona norte de España, donde la superficie marina alcanza gran profundidad a pocos metros de la costa y no es posible colocar aerogeneradores anclados al fondo. Es por ello que desde Euskadi se han puesto en marcha también varias iniciativas que aglutinan a un buen número de empresas del mundo offshore, como el proyecto Flow, en marcha desde 2018, o el llamado Demosath, que se está construyendo en el Puerto de Bilbao y tiene por objetivo colocar un aerogenerador flotante este mismo año en aguas de Armintza.

Con todo lo anterior, se podrían mencionar las siguientes oportunidades

  • Reforzar la transferencia al ámbito marino de determinados conocimientos de la cadena de suministro de la tecnología eólica terrestre fuertemente implantada en el territorio
  • Explotar el conocimiento adquirido a partir de la investigación (España cuenta con más de 800 patentes en energía eólica desde 2006, siendo el sexto país del mundo y tercero de la Unión Europea en este indicador)
  • Utilizar o reconvertir las infraestructuras portuarias, tanto para la fabricación y montaje de componentes, como para su utilización como puertos de operaciones
  • Desarrollar el mercado de reparación y mantenimiento ligados a la futura operación de parques eólicos marinos, muy interesante para la industria naval española
  • Diversificar el sector de construcción naval, tanto para la fabricación o montaje de componentes, como para la fabricación de barcos específicos para las actividades de instalación y operaciones marinas
  • Obtener un tamaño crítico suficiente en las compañías (a través de alianzas, con filosofías de crecimiento inorgánico y añadiendo productos nuevos con los que ofrecer un portfolio completo a los clientes) para para poder competir globalmente con los grandes players.
  • Energía eólica flotante: Oportunidad estratégica para Euskadi

    El País Vasco cuenta con las capacidades para convertirse en un referente internacional en un segmento de mercado caracterizado por un fuerte crecimiento esperado y la necesidad de desarrollo tecnológico.

    A mediados de la década de los 90, la apuesta de Gamesa por adentrarse en el sector eólico, contando ya en su momento con Iberdrola como inversor, supuso que numerosos proveedores vascos optaran por diversificar a la fabricación de componentes o a la oferta de servicios vinculados a esta alternativa renovable. Este recorrido de cerca ya casi de tres décadas ha supuesto que en la actualidad Euskadi sea una de las regiones de referencia internacional en el sector eólico, con más de 150 entidades con actividad en este campo, que dan empleo a 5.000 personas en el País Vasco y a 36.000 a nivel global. Una cifra a nivel internacional que se debe principalmente a las dos entidades tractoras, Siemens Gamesa e Iberdrola, pero también al alto nivel de internacionalización de la cadena de valor vasca, que cuenta con fábricas y delegaciones por todo el planeta. En pocos ámbitos industriales tiene Euskadi tanta relevancia internacional, como confirma el hecho de que WindEurope, el principal evento del sector, haya tenido lugar en Bilbao en las recientes ediciones de 2019 y 2022.

    Ahora bien, no todo son buenas noticias. El fuerte desarrollo del sector vasco se debió también a un importante crecimiento del mercado en España, que hoy en día sigue siendo con 28 GW el segundo país europeo en producción de electricidad a partir de la fuerza del viento, solo por detrás de Alemania. Esta cifra se debe, sin embargo, sobre todo a la alternativa terrestre de la energía eólica, un segmento más maduro y con menor margen de desarrollo. La versión marina, cuya complejidad tecnológica implica productos y servicios de mayor valor añadido, ha sido un mercado más lejano para las empresas vascas. Hasta la fecha, los aerogeneradores offshore se sitúan en áreas marinas de bajo nivel de profundidad (hasta 50 metros), lo que en Europa se ha traducido en que aquellos países con plataforma continental (Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Holanda y Bélgica, principalmente) hayan podido desarrollar parques eólicos marinos y, en paralelo, su industria eólica al albur de este mercado.

    Y es en este contexto donde surge la oportunidad de la alternativa flotante. Pocos países cuentan en la actualidad con esa necesaria costa de poca profundidad y tendrán que recurrir a plataformas flotantes que puedan albergar aerogeneradores en suelos marinos profundos. Igual que sucedió en la década de los 90, Euskadi cuenta tanto con las capacidades industriales y tecnológicas necesarias como con un mercado cercano que sirva de tractor para las empresas vascas.

    Una oportunidad con dimensión, de alto valor añadido y con un mercado cercano

    GWEC (Global Wind Energy Council) estima que se instalarán cerca de 16 GW de energía eólica flotante a nivel mundial antes de 2030. Esta cifra implica dos mensajes clave: Un crecimiento similar al que experimentó la eólica marina fijada al suelo en sus primeros años de desarrollo (2009-2017) y una inminencia crítica. Dado que el periodo de maduración de un parque marino es de 6-8 años, se trata de instalaciones que están en sus fases iniciales, lo que supone que las empresas tienen que comenzar a posicionarse ya si quieren tener un papel relevante en este sector.

    Esta urgencia en el posicionamiento es especialmente relevante si se tiene en cuenta que se trata de un mercado con una fuerte complejidad tecnológica tanto en la propia plataforma como en lo que se refiere a sus procesos de fabricación, instalación, operación y mantenimiento. Es necesario desarrollar nueva tecnología que es, a su vez, un elemento que implica un mayor valor añadido y la posibilidad de diferenciarse por aspectos distintos al coste, precisamente uno de los rasgos diferenciales del sector vasco.

    Por último, otro factor positivo y especialmente relevante es que, en esta ocasión, sí existe un mercado cercano que pueda ejercer de tractor del tejido vasco. España ha fijado en su “Hoja de Ruta para el desarrollo de la Eólica Marina y de las Energías del Mar” un objetivo de 1 a 3 GW para 2030, lo que facilitará a las empresas vascas desarrollar las referencias y adquirir la experiencia necesaria para abordar con garantías otros mercados internacionales.

    Floating Wind Basque Country

    A la existencia de la oportunidad de mercado se le une otro factor igual de relevante. La apuesta desde hace varios años de Euskadi por la energía eólica flotante supone que se cuente con mimbres que otorgan a las entidades vascas una posición de salida diferencial. Estos elementos, cuya imagen conjunta internacional se recoge en la marca Floating Wind Basque Country, coordinada por el Cluster de Energía, se pueden resumir en varios puntos.

    Primero, en un contexto global en el que existen 40-50 desarrollos de plataformas flotantes, la tecnología central de esta nueva alternativa, Euskadi cuenta con hasta cinco empresas con tecnología propia: Saitec Offshore, Nautilus Floating Solutions, Hive Wind, Isati y Esteyco. Algunos casos tan emblemáticos como el de Saitec Offshore, que en colaboración con la principal utility alemana (RWE) va a ser la primera empresa del estado en conectar un aerogenerador flotante a la red eléctrica, su prototipo de 2 MW denominado DemoSATH, cuya construcción acaba de finalizar en el Puerto de Bilbao. Y, precisamente, lo va a hacer en BiMEP, un centro de ensayos en mar abierto situado en Armintza que, de nuevo, es una instalación singular en Europa.

    El liderazgo tecnológico de estas cinco ingenierías está acompañado por una apuesta estratégica de las dos empresas tractoras. Iberdrola es en la actualidad uno de los principales promotores de energía eólica marina en el mundo y tiene ya en la actualidad una cartera significativa de proyectos orientados a la alternativa flotante. Valga como ejemplo el último concurso desarrollado en Escocia, en el que ha sido otorgada permisos para 7 GW (de un total de 25 GW), 5 GW de los cuales son específicos de eólica flotante. Por su parte, Siemens Gamesa no solo es el fabricante de turbinas con la principal cuota de mercado de aerogeneradores offshore (cerca de 70% en Europa), sino que también participa en varios de los principales proyectos de demostración existentes hasta la fecha, tales como Hywind Scotland (Escocia), Hywind Tampen (Noruega) o Provence Grand Large (Francia).

    Esta apuesta no es propia solo de las grandes multinacionales. Más de 30 empresas vascas y agentes de la Red Vasca de Ciencia y Tecnología cuentan con experiencia o capacidades específicas del ámbito flotante. De hecho, prácticamente todas las plataformas flotantes de proyectos de demostración o precomerciales del mundo cuentan con al menos un componente o la participación de una ingeniería vasca. Empresas como Euskal Forging, Haizea Wind, Navacel, Nervion Industries, Sener o Vicinay, han sido agentes activos en muchos de los proyectos existentes hasta la fecha.

    Cabe destacar que esta presencia global no hubiera sido posible sin la apuesta decidida del sector vasco por la investigación y el desarrollo tecnológico. Un buen ejemplo son las dos grandes iniciativas existentes en la actualidad y financiadas por el Gobierno Vasco en su programa Hazitek. El proyecto WIND2GRID, liderado por la ingeniería IDOM, agrupa a un consorcio de 10 empresas que están trabajando conjuntamente en el desarrollo de un novedoso concepto de subestación flotante. Por otro lado, la iniciativa FLOAT&M, coordinada por Saitec Offshore y con la participación de otras 15 empresas vascas, busca el desarrollo de una solución integral para la operación y mantenimiento de plataformas flotantes, que a su vez se apoya en múltiples desarrollos específicos como el uso de drones para asistencia en operaciones marinas o el diseño de interconectores rápidos para cables dinámicos y fondeos, por citar solo algunos resultados esperados del proyecto.

    I Congreso Eólico Marino

    Esta realidad de oportunidad de mercado y de posicionamiento diferencial de Euskadi se ve de nuevo avalada por la celebración en el País Vasco del primer Congreso de Eólica Marina que la Asociación Empresarial Eólica organizará el próximo 22 y 23 de noviembre en Bilbao. En gran medida, se trata del pistoletazo de salida para que la industria vasca confirme su apuesta por una oportunidad estratégica y de futuro para Euskadi.

    Nuevas instalaciones de eólica flotante a nivel global
    La plataforma DemoSATH en el Puerto de Bilbao
    Participación de empresas vascas en proyectos internacionales de eólica flotante

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