Director de Innovación – Lantik S.A. M.P. (BFA / DFB)
Estas tendencias se identifican como seis macrofuerzas derivadas de las tecnologías de la información, y que corresponden a otros tantos ámbitos concretos. Están, por un lado, la interacción, la información y el cálculo, que constituyen los procesos tradicionales de la informática modera. Y, por otro lado, tres ámbitos adicionales que defienden la idea de que es el negocio el que impulsa la tecnología, y no al revés. Se trata del negocio de la tecnología, la ciber-confianza, y la modernización.
Tendencia 1
A través del cristal: Internet inmersiva para la empresa
Durante años, la conexión con el mundo digital se ha llevado a cabo a través de pantallas, que han tendido a hacerse cada vez más pequeñas. Ahora, cuando parece que su tamaño no puede ya seguir reduciéndose, el paradigma está cambiando hacia interfaces que lleven a los usuarios a experiencias virtuales inmersivas, y que se irán integrando cada vez más como herramienta empresarial. Mientras algunas compañías construyen modelos de negocio en torno a las capacidades únicas que ofrece una «realidad ilimitada», otras ofrecen entornos inmersivos para que los empleados agilicen las operaciones, colaboren y aprendan.
Tendencia 2
Abrirse a la Inteligencia Artificial: aprender a confiar en nuestros colegas de IA
En el contexto actual, en el que las herramientas de Inteligencia Artificial están cada vez más estandarizadas y comoditizadas, lo que probablemente diferenciará de su competencia a la empresa verdaderamente impulsada por la IA, será la solidez con la que la utilice en todos sus procesos. El elemento clave a tener en cuenta será la confianza. A medida que las máquinas invaden tareas cada vez más similares a las humanas, que van más allá del cálculo básico de números y entran en el ámbito del discernimiento y la toma de decisiones a través de la IA, el mundo empresarial tendrá que desarrollar una nueva comprensión de lo que significa confiar en las máquinas.
Tendencia 3
Por encima de las nubes: dominar el caos de la “multinube”
Para simplificar la gestión de la “multinube”, algunas empresas están empezando a recurrir a herramientas y técnicas para ayudar a reducir la complejidad de estos entornos, proporcionando acceso a servicios comunes como almacenamiento y computación, IA, datos, seguridad, operaciones, gobernanza y desarrollo e implantación de aplicaciones. Estas herramientas se conocen como “metacloud” o “supercloud”.
Tendencia 4
Flexibilidad, la mejor capacidad: reimaginar la mano de obra tecnológica
La oferta limitada de talento tecnológico tiene a las organizaciones inmersas en una competencia global que no parece que vaya a cesar. Teniendo en cuenta la velocidad a la que avanza la tecnología, parece lógico anticipar que las competencias técnicas quedarán obsoletas cada pocos años, por lo que contratar para cubrir las necesidades actuales no se considera una estrategia ganadora a largo plazo. En lugar de competir en la escasez, los líderes inteligentes visualizan la oferta de talento desde una perspectiva de abundancia, en la que la pericia tecnológica puede ser creada, desarrollada y transformada; y donde prima por tanto la flexibilidad como una de las capacidades más valoradas.
Tendencia 5
Confiamos en nosotros: arquitecturas y ecosistemas descentralizados
Los ecosistemas impulsados por el blockchain se están convirtiendo en la clave, no sólo para desarrollar y monetizar criptoactivos, sino también para crear confianza digital. A medida que las organizaciones empiezan a comprender la utilidad del blockchain, visualizan que crear confianza entre las partes interesadas podría ser uno de los principales beneficios, ya que, en lugar de depositar dicha confianza en una sola persona u organización, se distribuye entre la comunidad de usuarios.
Tendencia 6
Conectar y extender: la modernización del “mainframe” alcanza su punto álgido
La mayoría de las arquitecturas de sistemas informáticos a gran escala se establecieron en la década de 1960, pero continúan evolucionando. En lugar de deshacerse de los sistemas centrales tradicionales o vigentes, las empresas buscan cada vez más modernizarlos y ampliarlos, conectándolos a las tecnologías emergentes. Incrementando de este modo el aprovechamiento de los datos masivos que procesan, e impulsando la transformación digital.
* https://www2.deloitte.com/us/en/insights/focus/tech-trends.html
La opinión de…
Valentín García Souto
Director de Innovación - Lantik S.A. M.P. (Bizkaiko Foru Aldundia / Diputación Foral de Bizkaia)
Avanzando en la sociedad del conocimiento… Y en la sociedad del riesgo
Parece que este 2023 se presenta apasionante en lo que a ciencia, tecnología e innovación se refiere. Tras varios años en los que hemos asistido a la irrupción de algunas tecnologías innovadoras transversales, como la inteligencia artificial o las tecnologías cuánticas, todo apunta a que el avance en su adopción será el principal foco de interés durante los próximos meses, de cara a aprovechar su capacidad transformadora global.
Por otra parte, otras tecnologías más maduras continuarán evolucionando. La realidad virtual, aumentada o mixta, posibilitará trabajar con gemelos digitales enriquecidos e inmersivos y permitirá mejoras en sostenibilidad y eficiencia, además de poder experimentar con nuevas ideas en entornos digitales seguros. La gestión de los activos en la nube, tras un periodo en el que lo principal era sacar partido de las capacidades que ponían a nuestra disposición los distintos sabores de las plataformas cloud, tenderá a ordenarse y a evitar tanto que su coste operacional supere los beneficios que indudablemente ofrece, como que el incremento del riesgo de seguridad que supone mover o albergar nuestra información entre distintas plataformas resulte inasumible.
En cuanto a los sistemas corporativos conocidos habitualmente como mainframes, en mi opinión, han tenido mejores momentos. Entiendo que cada vez disponen de más interesantes funcionalidades y no pongo en duda su admirable robustez, pero su coste es excesivamente elevado y testarudamente recurrente. No olvidemos, además, que las organizaciones que han sabido sustituir sus sistemas corporativos centralizados por arquitecturas abiertas basadas de software de código abierto han conseguido desplazar presupuesto desde funciones operativas tradicionales a actividades estratégicas como la innovación, es decir, de gastar en el presente a invertir en el futuro.
Cambiando de perspectiva, más allá del avance esperable en relación con las herramientas tecnológicas facilitadoras – quantum, AI, blockchain, maninframe-, comparto que resulta necesario hacer hincapié en otros conceptos como a la flexibilidad. Probablemente debamos replantearnos como gestionamos el talento y la capacidad de esfuerzo disponible en nuestras organizaciones. Hemos de ser conscientes de que la descentralización y la confianza se presentan como dos activos fundamentales en un mundo global en el que el valor principal lo aporta un intangible fácilmente replicable: el conocimiento. Modificar nuestra cultura -nuestros hábitos- y abrirnos a nuevos modos y maneras organizacionales incrementará nuestras capacidades. Se trata de confiar y de aprovechar la inteligencia colectiva, independientemente de dónde se encuentre, en definitiva, de ofrecer a nuestras organizaciones la potencia que suponen las multitudes confiables, diversas e inteligentes.
Como conclusión, podríamos decir que tanto la tecnología como la manera en la que afrontamos la actividad empresarial siguen avanzando. Y esto nos podría parecer lo habitual. Pero asumiendo que el futuro está por venir y es per se desconocido, y aceptando que la historia de la humanidad es una historia de evolución y cambio constante, en mi opinión, hay momentos en los que el desplazamiento de la frontera de la ciencia, junto con los avances técnicos o tecnológicos, posibilitan alteraciones sociales de mayor calado e importancia.
Volviendo al principio, tengo la impresión de que el uso extensivo de la inteligencia artificial junto con la adopción temprana de las tecnologías cuánticas, van a permitir una transformación tan impactante como la que mayor afección se haya producido con anterioridad. Si no más. Y que la velocidad a la que se va a llevar a cabo esa transformación va a ser también especialmente alta.
La cuestión es que la frontera de la ciencia continúa desplazándose y, como es habitual, cuando se avanza en la sociedad del conocimiento se avanza igualmente en la sociedad del riesgo. Hemos de ser conscientes de que en el contexto de avance científico tecnológico acelerado en el que nos encontramos y dada la profundidad y amplitud de los cambios predecibles, debemos intentar prever y anticiparnos a los posibles riesgos que puedan generarse. En esa línea, mejorar la alfabetización científico-tecnológica de la sociedad y contar con una ciudadanía científicamente culta, con criterio, será una inmejorable garantía para lograr la evolución sostenible del género humano y del medio natural en el que vive y convive. Al fin y al cabo, ciencia y sociedad de afectan mutuamente.
Desde mi punto de vista, es el momento de incorporar personas con conocimientos de ética, de filosofía, en los equipos de proyecto. Por lo menos en aquellos susceptibles de conllevar sesgos de cualquier tipo o de representar un riesgo elevado.